El despacho contiguo al mío comparten 9 doctorandos, entre ellos, un italiano, un japonés y un alemán, Vicenzzo, Satoro y Peter, respectivamente. Forma y apariencia de cualquier chiste. Ambos no suelen ir muy a menudo a la universidad, por motivos bastante dispares.
Vicenzzo, es ante todo un vividor. Vive en Londres. Como causa justificatória a su padre, que le financia, usa la eximente del doctorado. En teoría estudia las representaciones de la mafia italiana en los tabloides ingleses. Pero en realidad, él vive y disfruta del buen vivir en la capital londinense. Conoce – o dice conocer – desde los bajos fondos pasando por el cool del "East Ender" hasta la pijería. Nadie lo duda.
Ya Satoro no viene mucho a la Facultad básicamente por que vive más allá de Wimbledom, es decir, el en quintocoñolabraulio. Pasa por su despacho cuando tiene que recoger libros en la biblioteca o hacer alguna gestión burocrática.
A su vez, Peter suele ser un poco más asiduo que los demás aunque le gusta trabajar en su casa donde dice que está más cómodo. Habla inglés con un marcado acento británico, lo dificulta identificarle como alemán. Pero consume más cerveza que los locales, hito que sólo puede ser atribuido a un germano.
Ayer coincidieron los tres en la universidad, sin ningún de sus otros compañeros de despacho ya que era viernes, previo a las fiestas de Carnaval. Y precisamente a raíz de la celebración del “carnival” empezaron a discutir sobre fiestas y pueblos. Vicenzzo argumentaba que las fiestas sólo valen la pena si hay latinos. Peter, discordaba profundamente mientras Satoro, como sólo podría ser, les miraba sin nada decir.
Como buen italiano, como buen latino, Vicenzzo intentaba hacer prevalecer sus argumentos por la fuerza de sus gestos, el volumen y la elocuencia de su discurso. Con todo, Peter no se intimidaba. No cambiaba su opinión, para desespero de Vicenzzo.
Fue cuando Satoro intervino, después de esperar por más de 15 minutos hasta que le dejasen hablar; como él trabaja con democracia participativa, sugirió que llamasen a más personas para debatir en serio si los latinos son el alma de cualquier fiesta.
A falta de encontrar alguien, calificado, en la universidad en pleno viernes, víspera del carnaval, llamaron a la única persona que aún andaba por allí: yo.
De pronto me explicaron el planteamiento. Más bien Vicenzzo me explicó mientras Peter iba rebajando los excesos argumentativos del italiano. Satoro se mantenía, como sólo podría ser, callado.
Intenté una respuesta tautológica, esas en que hablas y no dices nada. Mal, como no. Vicenzzo se puso nervioso con mi pasividad argumentativa. Peter, con mi poca capacidad para tomar partido. Y Satoro – bueno, como sólo podría ser-, se mantuvo callado.
A no satisfacer a nadie con mi respuesta o más bien a enfadar a todos con mi respuesta, decidí intentar una nueva vía argumentativa, desvinculando la nacionalidad del concepto fiesta. Fue cuando Satoro me interrumpió – para el asombro de todos -, y propuso una votación, como solo podría ser viniendo de alguien tan afecto al universo “participativo”.
Vicenzzo lanzó la pregunta y el resultado fue un dos a dos. Peter y Satoto, votaron que los latinos son dispensables para la dar vidilla a las fiestas. Yo voté por el contrario, a favor del argumento propuesto por Vicenzzo.
Antes de que Satoro declara el resultado de “empate”, mi colega italiano empezó a cantar la exuberante victoria de su tesis por tres a dos. ¿Pero no éramos apenas cuatro personas votando? Sí, éramos cuatro. Pero según la nueva delirante tesis de Vicenzzo, yo soy “bi-latino”, por ser brasileño y vivir en España, por lo que voté por dos.
Fue cuando entonces empezó una nueva discusión entre Peter y Vicenzzo, hasta que Satoro propuso…y eso que no se trata de un chiste.
Temperatura: 15 ºC
Viento: fuerte y frío
Posibilidad de lluvia: 97%
Tipo de lluvia: tempestades “tropicales”
sábado, agosto 29
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario