La tentación era mentir o al menor exagerar. Aumentar el mito de los rasgos culturales de los españoles. Mis compañeros de despacho se dieron cuentan que empecé a tardar más en la comida. De hecho, que empecé a comer como díos manda ya que el habito local es tragar un túper o cualquier junk food delante del ordenador, sin parar ni siquiera para tomar la fresca.
El motivo real de mi tardanza – ¡de una cochina hora! – ha sido la visita de María; como ella estuvo haciendo un curso en la St. Martin, quedábamos en un parque, entre mi universidad y la suya, y disfrutábamos de un picnic a diario.
¿Pero que es lo real? Al ser indagado por mis compañeros si yo no prefería hacer como ellos (comer delante del ordenador), les contesté que en España estamos acostumbrados a tomar la comida con más calma. En esto me preguntaron si hacía yo la siesta a diario.
La tentación de mentir o al menos exagerar fue grande. Pensé en decirles que teníamos hamacas por todo el campus de la UAB, sofás y butacas en todas las empresas, que todos hacíamos la siesta a diario. Imaginé a un par de catedráticos echándose una cabezadita en sus despachos. Visualicé un país enteró cerrado mientras la gente comía. Pensé en decirles esto y mucho más. Pero en realidad me sorprendió tanto o más el hecho que me tomasen por “español” y de que un par de guiris formaría una opinión sobre uno de los rasgos culturales españoles por boca de un brasileño, que mi respuesta poco importa.
Temperatura: 23 ºC
Viento: Fuerte
Posibilidad de lluvia: 43%
viernes, agosto 21
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